jueves, 28 de agosto de 2008

enfermeras cachondas

Pues allí me encontraba yo, oliendo a colonia varonil por los cuatro costados y esperando que Teresa me abriera la puerta. En esta ocasión sólo tuve que tocar el timbre una vez. Parece que estaba tras la puerta esperándome. Abrió y agarrandome del brazo me introdujo en su casa como queriendo que me apresurara a pasar.

No voy a decir que me estaba esperando en braguitas, porqué no era así. Llevaba la misma ropa que llevaba esa mañana en mi casa. Creo que yo ahora estaba más nervioso que nunca. Incluso creo que ella tambien lo estaba.

No hay comentarios: