jueves, 28 de agosto de 2008

fotos cachondas

El sueño de mi corta vida se estaba cumpliendo. Con mis dieciocho años había quedado con la mujer de mis sueños para esa misma tarde y en su casa. Me explicó donde vivía y a qué hora debía ir. Se marchó de mi casa y siguió con su tarea en las escaleras del edificio. Como podréis imaginaros, desde ese momento hasta la hora de la cita fue el espacio de tiempo más largo de mi vida. No comí. Sé que estuve casi una hora en el baño, lavándome, peinándome y echandome el desodorante y la colonia de mi padre. Quería impresionarla, jajajaja...

Eran las cinco de la tarde. Me encontraba en el portal de la casa de Teresa. Llamé al portero electrónico. No me abría nadie. Volví a llamar un par de veces y nada, seguía sin contestar. Se me vino el mundo encima. Pensé que se había reído de mí. Imbécil, tonto, ingenuo. Como una mujer como esa iba a querer estar con un chico como yo. Cuando ya me iba, escuché como el mecanismo de la puerta se abría, di un pequeño salto, empujé y se abrió. Ya estaba dentro del portal. Ahora empecé a pensar: ¿Y si no ha abierto ella?, ¿y si ha sido otro vecino...? De todas formas no tenía nada que perder. Si subía y pegaba en el timbre de su propia casa, si de verdad no había nadie pues me iba y ya está. Pero y si era ella la que me había abierto.

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